Enemigo comenzó en 2008 como una banda con base en Chiloé, liderada por Patricio Maripani. Durante sus primeros años, el proyecto lanzó cuatro EPs (Fantasmas, Culpas, Escondidos y Abandono) que sentaron las bases musicales y conceptuales para su primer disco. Desde 2014, Enemigo dejó atrás su faceta de banda colectiva para consolidarse como el proyecto personal de Patricio Maripani. Aquel año marcó el lanzamiento de Fin, la única placa editada con alineación fija, tras la cual Maripani asumió la autoría total bajo el nombre de Enemigo, desarrollando una carrera independiente que mantiene vivo el espíritu melancólico y atmosférico de sus raíces en Chiloé.
Fin (2014): El cierre de la formación original
Con Fin, Enemigo se despidió de su etapa colaborativa dejando un sello de guitarras crudas y energía rockera. Grabado aún con banda completa, el disco pone el foco en riffs distorsionados que alternan momentos de furia y pasajes más introspectivos, anticipando la dirección que Patricio exploraría en solitario. Este registro funciona como un puente: cierra una etapa de trabajo grupal y abre el camino hacia un control creativo total.
Escapar (2016): Primeros pasos hacia la experimentación
Dos años después, Maripani retoma Enemigo como solista y publica Escapar, un álbum en el que aparece la primera señal de diversidad estilística. Con guiños al jazz‑rock, la producción equilibra acordes tensos y melodías que coquetean con la elegancia del género, sin renunciar a la energía que heredó de Fin. Es un disco de transición, donde la autogestión desde su estudio casero refuerza su libertad creativa.
Puentes (2017): Electropop y atmósferas sintéticas
En Puentes, Maripani se adentra en el electropop, construyendo paisajes sonoros que evocan a Depeche Mode y a las melodías dramáticas de los ochenta. También hay referencias claras a Los Prisioneros, especialmente a los discos donde los teclados son predominantes, como *Pateando Piedras* y *Corazones*. Este álbum, uno de los más oscuros de su catálogo, despliega sintetizadores envolventes y ritmos mínimos, generando una tensión nostálgica que dialoga con la memoria de la isla. La paleta sonora refleja tanto la soledad de las noches chilotas como el deseo de innovar desde lo digital.
Rutina (2019): El peso de lo cotidiano
Antes de la pandemia, Rutina se presenta como un diario de oficinistas: sus letras relatan el cansancio matutino, el zumbido del correo electrónico y el ritmo repetitivo del trabajo urbano. Musicalmente, es un rock melancólico que traduce la rutina diaria en riffs reiterativos y tonos menores. Es, sin duda, el disco que mejor retrata el desgaste de la vida diaria y anticipa, desde la tristeza, el encierro que vendría poco después.
Espectador (2023): Entre ficción y realidad
Con Espectador, Maripani regresa con riffs más atrevidos y una voz que muestra nuevas emociones. Este álbum toma influencias del grunge de los noventa, con canciones que mezclan el duelo tras una ruptura con una energía casi visceral. Texturas ásperas y arreglos directos colocan al oyente frente a un escenario de contrastes: entre el deseo de sanar y el impulso de sentir dolor.
Promesas (2024): Piano al frente y emociones abiertas
El más reciente, Promesas, gira en torno al piano como base principal, acompañado de letras que exploran la fragilidad de los lazos personales. A diferencia de la oscuridad de Espectador, aquí domina una melodía más suave que contrasta con los temas de desamor. Maripani logra un equilibrio entre calma y dramatismo, reafirmando su capacidad de reinventar su voz sin perder la esencia introspectiva que define a Enemigo.
Durante estos más de quince años, la autoproducción ha sido constante: cada disco nace en su estudio casero en Santiago, aunque la influencia de Chiloé está siempre presente, bajo el control directo de Maripani, quien compone, graba, mezcla y masteriza. Este proceso refuerza la coherencia del proyecto y refleja la decisión de seguir un camino independiente, lejos de modas pasajeras. A lo largo de este periodo, Enemigo ha mostrado una evolución clara: desde su último disco como banda hasta la creación de mundos íntimos y electrónicos, consolidando a Patricio Maripani como una de las voces más auténticas y consistentes de la escena independiente chilena. Enemigo no solo resiste, sino que sigue explorando nuevos territorios emocionales desde la periferia, con una voz tan personal como universal.